viernes, 13 de julio de 2012

Ni vías dejaron en Burruyacu



Alberto Horacio Elsinger
LA GACETA
aelsinger@lagaceta.com.ar


CAMINANDO ENTRE LAS VÍAS

La estación se habilitó en 1928 con trenes de carga y dos años después fue inaugurada con formaciones de pasajeros. Funcionó durante medio siglo, el mismo lapso que habían esperado los burruyaqueños para acceder al ferrocarril. El levantamiento de los rieles fue el último acto.

Pasaron más de cuatro décadas, pero parecería que fue un siglo. La estación sigue erguida. Aún se puede caminar por el andén. Es el único vestigio de aquel tiempo de campanas, silbatos y chiflidos de vapores y chirridos de ruedas de hierro. También de aglomeraciones, encargos, ilusiones y alegrías. Por ahí flota alguna despedida; por allá un reencuentro de enamorados o la esperada bienvenida de algún pariente cercano o cónyuge arrepentido. En ese traqueteo de esperanzas, de sueños de colores y de progreso constante, Burruyacu era otra cosa.

ERGUIDA. La exestación ferroviaria de "La aguada de los burros" mantiene su estructura original, con algunas modificaciones en el andén-galería. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL


El otrora curato rural hoy es un municipio. Hay que transitar desde el acceso de la ruta provincial 304 por la avenida Libertador hasta el final del 500 de esa arteria. Girar a la derecha, una cuadra larga y dos cortas, hasta el pasaje David Boullhensen. Allí se desemboca en la antigua estación punta de riel del ex Mitre. El edificio ferroviario más al norte del camino de hierro de trocha ancha, no solo de Tucumán sino también del país.

Casi como un tren
En el extremo sur del andén está la oficina de correo burruyaqueña. Como si fuera una formación ferroviaria, se enganchan las dependencias del ex archivo municipal. Ahí funciona la delegación del Pami, y luego viene la construcción ferroviaria. La playa de maniobras es un campo de pastos. La excepción es un corto tramo de riel. Casi imperceptible. Y se localiza en el sector del tercer o cuarto carril, de los siete o más que existieron.

El predio, alambrado hacia los laterales este y oeste cuando se inauguró, hoy está delimitado por la traza del pasaje Boulhensen y la avenida legislador Mariano Ramos al 600, respectivamente. Al frente del andén, donde los rieles están tapados o se levantaron (y algún durmiente fue hurtado) se erige el camping municipal, entre eucaliptos, álamos, baños públicos y otras dependencias.

Los límites

El límite norte está definido por San Lorenzo al 300. En ese desnivel habías esteros. La zona se anegaba cuando llovía. Hacia el sur, el ancho de la 25 de Mayo separa la estación de los talleres municipales, que alguna vez también fueron ferroviarios. En ese sector aún perduran la bomba de agua, la manga para cargar las locomotoras a vapor y el tanque de elevación que almacena el líquido vital. Toda una obra de arte, en ladrillo a la vista, de la ingeniería inglesa. "Acá había un portón de hierro y madera por el cual ingresaban jardineras, carros, sulkys y hasta las zorras. Los pasajeros, despedidores, bienvenidores y curiosos debían acceder por una especie de molinete", describió a LA GACETA el funcionario municipal Miguel Romano.

"Hasta 2003 la estación Burruyacu fue sede del gobierno municipal. A la fecha esa dependencia posee un moderno edificio al 500 de la calle Legislador Alberto Leal (ex Islas Malvinas)", subrayó Edgardo Rondón, conductor de la FM municipal. Al frente, un bosque de eucaliptos se prolonga hacia la plaza General Manuel Belgrano.

El único transporte

"Durante mucho tiempo el único transporte público de pasajeros era el tren del Mitre. De lunes a sábado corría desde Burruyacu hasta la capital. El primer servicio desde aquí salía a las cinco y media de la mañana. Llegaba a las siete y cuarto a la estación frente a la plaza Alberdi. Desde allí partía a las 6.45 de la mañana. Estaba en Burruyacu a las siete y media. El segundo tren desde aquí a la capital arrancaba la una de la tarde y arribaba a las 14.45. En cambio, desde San Miguel de Tucumán partía a la una y cuarto de la tarde y estaba por aquí a las tres de la tarde. Después demoró 15 minutos más", recordó con notable precisión Graciela Correa (64 años), nacida y criada en el departamento ubicado en el ángulo noreste de la provincia.

"Mi hermano me comentó que en 1929, mientras hacían mantenimiento de vías en el tramo La Ramada-Burruyacu, tres cuadrillas de inmigrantes búlgaros hicieron una huelga y una olla popular en su campamento. Reclamaban la falta de pago de sus jornales", recordó Víctor Silvestre Santillán, jubilado ferroviario del ex Mitre, de 78 años.

Santillán, que hoy disfruta de las travesuras de sus 22 nietos y de un bisnieto, añadió: "el tren brindaba a todos la posibilidad de viajar seguido y rápido a la ciudad. Nos permitía llevar y traer cosas, conocer gente, conectarnos con la civilización y el país, abastecernos, tener acceso a diarios y a revistas. Pero en 1970 dejaron de correr los trenes de carga y de pasajeros del ramal".

El fin

Entre 1979 y 1980 se levantaron todas las vías. Algunas estaciones desaparecieron; otras son casas de familia o de barrio. Apenas la estación y el viaducto aún sobreviven en Burruyacu. El ferrocarril, que en el resto del mundo es progreso y expansión, aquí es pasado y sinónimo de irracionalidad.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/500464/tucumanos/ni-vias-dejaron-burruyacu.html



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El único ramal del NOA de trocha ancha se creó en 1930

El noreste tucumano esperó medio siglo para crecer con el ferrocarril.

La estación de Burruyacu fue inaugurada el 16 de diciembre de 1930. Ese día -se estima- arribó el primer tren del ramal Sunchales-Burruyacu, del entonces Ferrocarril Central Argentino, de trocha ancha. Después de una espera de más de 50 años la zona noreste de Tucumán concretaba el anhelo de contar con una traza de rieles.

¿Por qué la demora? En marzo de 1880, el Gobierno provincial de Miguel Nougués había designado a los ciudadanos José Mariño, Octavio Terán e Isidoro Gonzalez como integrantes de la comisión del departamento Burruyacu para que, en un plazo de dos meses, concretaran las donaciones de tierras para el tendido de los rieles de trocha ancha hacia Salta y Jujuy. El triunvirato no pudo concretar ese cometido y la comisión de Trancas, que contaba con el apoyo de Benjamín Paz, que luego sería gobernador (1882-1884) logró el objetivo. La traza se construyó por ese departamento. Inclusive habían conseguido la donación de tierras hasta El Tala, donde se construyó la estación Ruiz de los Llanos.

VESTIGIOS. Oxidado y distante un trozo de riel asoma entre la vegetación.


Lo cierto es que la Villa de Burrayacu fue otra cosa con la llegada del tren desde 1930. El ramal de Sunchales a La Florida se había habilitado en 1893, dos años después de la llegada del primer convoy de trocha ancha a la provincia, a la estación frente a la plaza Alberdi. Ese mismo año el interventor federal Domingo Pérez gestionó la prolongación hasta El Chañar. La iniciativa se concretó durante la gobernación de Benjamín Araóz (20/2/1894-28/11/1895) y el tramo estación Pedro G. Méndez, de La Florida hasta El Chañar, se habilitó en 1896. La prolongación El Chañar-La Ramada, iniciada en junio de 1910, funcionó a partir del 5 de julio de 1911.

La última sección desde La Ramada hasta Burruyacu se terminó de construir y habilitar al servicio público el 19 de noviembre de 1928. Pero la inauguración se realizó dos meses y 27 días después. El único ramal de trocha ancha arrancaba en la estación Sunchales y atravesaba las estaciones y paradas de Alderetes, Cebil Pozo, Delfín Gallo (Wenceslao Posse), Pedro G. Méndez (La Florida), Luisiana, Chavela, La Marta, El Chañar, Mariño, Macomitas, Manuel Corrio, La Ramada, El Rodeo, El Barco, Taruca Pampa, Villa Benjamín Araoz y Burruyacu.

En 1946 el ramal se extendió hasta Riquelme, en el famoso kilómetro 37, pero solo circulaban cargueros hasta allí, desde y hacia Burruyacu. El convoy incluía un vagón de madera para pasajeros; llevaba provisiones y mercaderías y retornaba con la producción forestal.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/500467/tucumanos/unico-ramal-noa-trocha-ancha-se-creo-1930.html




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Furgón de cola

- SIGNIFICADO.- En quechua, Burruyacu significa "aguada de los burros". En el siglo XVII, cuando la región pertenecía al curato rural del valle de Choromoro, la zona se fertilizaba por las vertientes (ojos de agua), en una zona arisca y tuscada. Ahí iban a beber los burros, por lo que en la lengua quechua se formó burru-yacu (donde beben agua los burros).

- ANTECEDENTES.- En 1800 Burruyacu fue separado, junto a parte de Cruz Alta, del curato y alrededor de la vieja parroquia fue creciendo incesantemente el caserío. Un antiguo plano del Potrero del Nío, confeccionado por el francés Felipe Bertrés, confirmó en 1826 la existencia de un primitivo templo con una torre, que desapareció a mediados del siglo. No se conocen las razones. Incluso se llegó a conjeturar que allí funcionaba un fortín que después se hizo mensajería.



- LOTEO.- La Villa de Burruyacu surgió como comunidad organizada en 1873. Ese año el vecino Florentino Matilde Lobo donó siete leguas cuadradas, que se lotearon para el pueblo. El loteo fue encomendado al escribano José Sobrecasas, por disposición del entonces gobernador Federico Helguera. Según ese trazado existen manzanas de 166 varas (138,760 m) por cuadra y calles de 20 varas ( 16,71 m) de ancho.

- TESTIGOS.- El viaducto ubicado al fondo del barrio 50 Viviendas, próximo al sector del antiguo acceso a la ciudad, es una obra de arte en arco de la arquitectura ferroviaria del siglo pasado (foto arriba). También el tanque de agua de ladrillo a la vista (foto a la derecha) en el interior del ahora corralón y taller municipal es otra reliquia del esplendor y crecimiento que fue la trocha ancha para Burruyacu. Las vías ise iban a prolongar hasta Orán, pero el proyecto quedó trunco luego de que hicieron dos túneles.

- MUNICIPALIDAD.- En 1877 había unos 200 pobladores, una escuela, el juzgado de paz, varias casas de negocios y comenzó a construirse la actual iglesia de la calle Manuel Belgrano 188. El desarrollo de la agricultura y de la ganadería; la explotación de leña y de madera y la extensión del ramal ferroviario, en 1930, consolidaron la proyección de Burruyacu. Así, en 1976, fue elevada al rango de ciudad y, por ende, de municipalidad.



- VILLORIO.- Hasta la década de 1930 Burruyacu fue un villorio con pocos habitantes y viviendas, según consignó Ysmael Díaz en su libro "La Aguada del Burro, Memorias de Burruyacu, un aporte para su historia". Pero la llegada del ferrocarril provocó un giro de 180 grados en cuanto al crecimiento.

- MÁS ESPLENDOR.- En 1946, al agotarse los montes cercanos a Burruyacu, los pobladores comenzaron a emigrar hacia el norte. La actividad forestal se extendió hasta el kilómetro 37. Pero en 1950 surgió el cultivo de caña y La Aguada del Burro renació económica y laboralmente. Se convirtió en recepcionista y centro de cargas, vía ferrocarril, de toda la producción cañera.

- LA DEBACLE.- El esplendor económico se extendió hasta fines de la década de 1960. La producción cañera cayó a causa de los fletes, la cupificación y el precio bajo. A ello se sumó el cierre y posterior retiro de las vías del ramal ferroviario del ex Mitre. Burruyacu se empobreció y el éxodo de jóvenes y habitantes fue masivo.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/500465/tucumanos/furgon-cola.html


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